"¡Indignaos!", el librito-panfleto de Stéphane Hessel
El librito del nonagenario francés está teniendo un éxito inmerecido, que refleja a las claras la mediocridad reinante.
¿Qué dice el libro? Nada, absolutamente nada interesante. Apenas 30 páginas de lugares comunes acerca de la indiferencia de los acomodados ciudadanos del primer mundo. Ni un diagnóstico mínimamente elaborado ni, por supuesto, el más pequeño atisbo de solución. Estamos ante una reflexión en voz alta de un hombre de 93 años, poco más. Sin embargo, se ha convertido en un éxito editorial con cerca de dos millones de ejemplares vendidos en Francia y publicación en otros veintitantos países.
Probablemente, lo único mínimamente interesante sean las notas del editor, que repasan la biografía del autor: pertenencia a la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, su internamiento en campos de concentración y su participación en la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.
Así pues, nos encontramos ante un panfletillo que se lee en 30 minutos del que mucha gente se está haciendo eco. Es alucinante y, sobre todo, decepcionante que disfrute de este éxito. Muestra qué tipo de pensamiento se ha instalado en nuestras sociedades bienestantes, que adolece del más mínimo sentido crítico y prefiere ideas simplonas y fáciles de deglutir, especialmente si éstas son ideas de masas.
Es ridículo y patético que alguno de esos lectores se haya podido conmover al leer este librito porque no dice nada. Ni siquiera se dan cuenta esos estúpidos "indignados" que con su actitud impostadamente vociferante ante lo que supuestamente denuncia Hessel, se convierten en lo que el autor denuncia con respecto a la indiferencia de los jóvenes: idiotas fácilmente manipulables por los "mass media".
A mí sí que me ha indignado la repercusión del libro "¡Indignaos!". Pero no con el autor o el editor, que estarán recogiendo los frutos de su apuesta - el primero en forma de vanidad en las postrimerías de su vida y el segundo en forma de pingües beneficios - y de la que me alegro en ambos casos, sino con los lectores que se hayan sentido repentinamente indignados. Si necesitaban esta lectura para súbitamente descubrir motivos de indignación, significa que en algún momento de sus vidas fueron lobotomizados y nunca jamás dispondrán del más mínimo buen juicio para nada.
Y después nos preguntamos por qué tenemos los políticos que tenemos, por qué sufrimos la televisión que sufrimos y por qué suceden las cosas que suceden. Sencillamente porque un librito como el de Hessel tiene el éxito que tiene. Es el paradigma perfecto de nuestra sociedad: producto fácil de consumir y autocomplaciente para ciudadanos intelectualmente castrados.
4 comentarios
Cristina -
Carlos -
Venga, chaval, vuelve a tu casita okupa y ráscale la espalda al guarro que comparte el porrín contigo
Lorenzo -
Que bien te sientes en esta corriente que a casi todos "gusta" y arrastra, ya que, ser diferente o pensar con la propia cabeza sin seguir lo preestablecido o politicamente correcto es motivo casi seguro de exclusión social.
Tres cosas más añadiré:
-Aún no he leido el libro (aunque he visto muchas entrevistas al autor sobre el libro y el tema de este)
-Tu artículo me parece simplemente una crítica negativa a algo que no concuerda con tu "felíz" vida o forma de entenderla.
-Corre a actualizar tu muro en facebook y siéntete realizado.
Que triste!!
Carlos -
Lo tengo sobre la mesilla de noche pero la pereza me invade cada vez que me acerco... Lo leeré y pensaré exactamente como tú, estoy seguro.