Real Madrid - Sporting de Gijón. 0-1 (Santiago Bernabéu, 2 de abril)
Sorprendente derrota y Liga a la basura. Cuando menos se esperaba, a pesar de las numerosas bajas, aconteció el tropiezo indeseado. No mereció perder, ya que el Sporting sólo dispuso de dos remates en todo el partido, pero tampoco mereció ganar claramente, como venía siendo habitual en casa esta temporada.
El partido fue espeso, de los peores jugados esta Liga como local. El juego no fluyó en ningún momento. La ausencia de Xabi Alonso se notó en demasía. Özil no estuvo especialmente afortunado y Granero no consiguió activar al equipo desde el centro del campo. De Lass y Khedira poco se podía esperar en cuanto a creación.
El partido empezó encomendado a las acciones individuales de Di María, que se prodigó sin acierto abusando de los piscinazos. En seguida el partido se adormeció, hasta hacerse soporífero durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Un remate de André Castro en jugada ensayada por parte del Sporting y un cabezazo de Khedira desviado por parte del Madrid. Pobrísima primera parte.
La segunda mitad pareció arrancar con más ímpetu, mayor posesión de balón del Madrid y el Sporting encerrado atrás. No obstante, las ocasiones no llegaban con claridad. Salió Higuaín, después de cuatro meses de baja, y tuvo una muy buena ocasión que estrelló en el meta rival.
No se combinaba con claridad, Özil seguía desafortunado y Adebayor no aportaba ninguna solución. Seguía el Madrid embrollado en su juego cuando llegó el gol de De las Cuevas. Fue un mazazo, el partido se inclinaba hacia la portería del Sporting y éste se adelantaba de forma inesperada.
A partir del gol, ni una solución futbolística, sólo balones por arriba a Adebayor que no aprovechaban sus compañeros en segundas jugadas. Era un islote al que lanzar balones demasiado alejado del resto de atacantes madridistas. Aún así, el togolés dispuso de una ocasión inmejorable que marró lamentablemente. También hubo alguna otra bastante clara, fruto de la presión de los últimos minutos más que de jugadas elaboradas.
Una derrota de consecuencias desastrosas, que aleja definitivamente al Barça y obliga al Madrid a confiarlo todo en la Champions, que llega el martes con más urgencias que nunca.
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