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lasnochesdeMcNulty

Rimbombante y Sosete van de compras

Rimbombante es una ardilla hetero, pero adicto a la moda, cuyo mayor sueño es conocer personalmente a Karl Lagerfeld. Sosete es un topo seminarista, lleno de misticismo y descuidado hasta la náusea con su aspecto. Ambos trabaron amistad en su infancia al compartir juegos en el mismo jardín. Rimbombante enterraba sus nueces y bellotas bajo tierra y obturaba los túneles construidos por Sosete. Lo que en principio empezó como un conflicto acabó convirtiéndose en una bonita y curiosa amistad.

Rimbombante adora pasear por los bulevares más exclusivos y entrar en las tiendas de las firmas más caras. Sosete odia este plan, pero acepta con resignación cristiana los gustos de su coqueto amigo.

El trajín de probaturas, modelitos, bolsas y prendas empieza en Armani. Rimbombante escoge un terno azul marino aterciopelado. La levita abre sus faldones entre su cardada cola, el pantalón le va tan grande que parece Charlot y el chaleco está acabado con unos enormes botones dorados impropios de su atractiva prestancia. Sosete tuerce el gesto y, aún sin ver un carajo, desaprueba la elección de su amigo agitando sus bigotes. Rimbombante insiste y hace que le doblen el pantalón y le traigan otro chaleco más discreto. Poco después, se lleva las tres piezas con una enorme sonrisa en la boca. Sosete acarrea con las bolsas, su amigo necesita tener las zarpas libres para poder curiosear a gusto.

La siguiente parada es Hermès, donde se prueba no menos de veinte corbatas. Todas le gustan, todas las compraría, todas las combina con alguna camisa o chaqueta comprada o por comprar.  Sus ojos brillan como los marcos dorados de los espejos de la tienda. Sosete le advierte que las corbatas le hacen ridículo y que le incomodarán cuando roa frutos secos. Rimbombante le manda callar: “¡No digas eso! ¿Qué van a pensar de mí?”. Sosete le responde: “Nada malo. Únicamente que eres la ardilla más cursi desde Banner y Flappy”.

Tras visitar otras muchas tiendas y comprar un sinfín de ropa, toda para Rimbombante, finalmente entran en Louis Vuitton.  De repente, Sosete exclama un “¡oooh!” casi orgásmico. Se ha enamorado de una maleta. Su color terroso, el tacto veteado de su piel, la oscuridad que esconde en su interior despiertan en el tímido topo un deseo irrefrenable de tenerla. Sin apenas pensar, la coge y la lleva al mostrador de caja, donde pregunta el precio. Al informarle del precio el dependiente, con fingida naturalidad, su cara de topo adquiere una expresividad tan poco habitual, que provoca risitas entre clientes y empleados. Rimbombante salta rápidamente sobre el mostrador y saca su visa platino desafiante, mientras exige al dependiente impertinente: “Nos llevamos esta maleta y todas las del conjunto, además de sus respectivos neceseres y bolsos de mano. Incluso si hubiera riñoneras y hasta alforjas del mismo diseño nos las querríamos llevar también. Y rápido, que tenemos subasta de joyas en Sotheby’s”.

Moraleja: No vayas de compras sin un amigo rico; o no vayas de compras sin una ardilla; o no vayas de compras a Louis Vuitton; o no pongas cara de topo asombrado si eres un topo asombrado cuando un empleado de Louis Vuitton te informe del precio de uno de sus lujosos artículos.

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