Blogia
lasnochesdeMcNulty

Real Madrid - O. Lyon. 3-0 (Santiago Bernabéu, 16 de febrero)

Partido escrito y dirigido por José Mourinho. El guión del partido fue tal cual lo imaginado por el entrenador portugués: serio en defensa, sin apenas sobresaltos, con pocos alardes ofensivos, ninguna épica; vamos, uno de esos encuentros espesos y aburridos que describen los entrenadores de "típicos partidos de Champions".

El inicio fue bastante frío. El Madrid, a pesar de actuar como local y de sus últimos fracasos europeos, no salió desbocado a por el partido. Se limitó a esperar su oportunidad y cedió bastante, demasiada posesión al equipo francés. Lo cierto es que las oportunidades llegaron con cuentagotas antes del gol, un par de remates de Marcelo y Cristiano Ronaldo y poco más. No obstante, el Lyon no aprovechó la pasividad del Madrid, sólo remató una vez mediante un disparo del Chelo Delgado durante la primera mitad. 

El primer gol fue responsabilidad casi exclusiva de Marcelo, que inició la jugada, combinó con Cristiano Ronaldo, regateó a Cris, recortó a otro defensa y marcó gracias a la mano flácida de Lloris. Es cada vez más asombrosa la participación en ataque del lateral brasileño. No sólo por sus incursiones hasta la línea de fondo, sino por su tendencia a penetrar en diagonal. Es más que conocida esta querencia suya a actuar de repentino interior, pero parece que no se dan por enterados los rivales, porque Marcelo transita por esa zona con frecuencia y crea mucho peligro. 

La segunda parte fue diferente, aunque siguiendo el guión trazado por Mourinho. El Madrid salió enchufado, intenso, recuperando balones en campo rival y creando ocasiones una tras otra mediante un activo Benzema, el siempre venenoso Özil, el empuje de Cristiano y los remates de córner, que fueron pésimamente defendidos por el Lyon.

El segundo gol llegó tras una buena recuperación de Marcelo en campo propio que buscó en largo a Benzema, el cual aprovechó la torrija de los centrales y sonrojó al portero francés por debajo de las piernas con precisión. El triste Lloris debió jugar con sotana hoy y el partido de ida. Al poco tiempo, Di Maria sentenció en un contraataque que culminó picando con astucia sobre la salida del portero.

Todo ello sucedió sin sustos, sin necesidad de grandes actuaciones individuales ni ataques en tromba apoyados en un público enardecido. Todo lo contrario, fue extrañamente tranquilo todo. Hasta se permitió el lujo el equipo local de realizar cambios para dosificar y premiar a jugadores. 

En definitiva, una victoria comodísima más propia de un choque liguero que de un partido de vuelta de eliminatoria de Champions. Quizá después de tantos años de decepciones se esperaba una clasificación espectacular que sumiera al madridismo en un éxtasis de ocasiones, goles y celebraciones. O quizá ésta fuera la mejor manera de superar la eliminatoria que se había atragantado los últimos seis años.

Hubo, desgraciadamente, un protagonista negativo en el Madrid de esta feliz noche de Champions: el imbécil de Pepe. Debió ser expulsado en dos ocasiones por dos de sus astracanadas habituales: dos patadas traicioneras y a destiempo para agredir al rival que quedaron impunes. Este impresentable no debería jugar ni un minuto más en el Madrid si el tan cacaraedo señorío del club se impusiera de una vez.

Y ahora, por fin, a disfrutar del sorteo final de la competición en el que habrá cuatro rivales fuertes, sobre todo el Barça, y tres más asequibles. A ver qué emparejamientos nos regala el bombo y a disfrutar.  

0 comentarios