Bocados de felicidad
I
La tormenta perfecta en un libro:
un agitado mar de ideas ordenado en olas de frases,
que impactan cortantes en la cara refrescando el pensamiento
y salando la conciencia, esa estricta gobernanta de la moral.
Gotas de lluvia y de mar entremezcladas, travestidas:
lectura y reflexión unidos, autor y lector fundidos.
Éxtasis.
II
Orgullo paternal percibido en frecuencia única:
gesto reconocido en el espejo filial, semilla que prendió mejorada;
sonrisa franca, abrazo verdadero, caricia inesperada, beso porque sí;
ojos encharcados, nudo en el alma, orgullo inconmensurable.
Admiración.
III
La santísima trinidad: paisaje, soledad y silencio.
Horizonte lejano difuminado por la luz brumosa del atardecer;
quietud acunada por el estruendoso silencio de la intimidad
bajo cuadros sin enmarcar de inmensas arboledas sibilantes.
Sosiego.
IV
Pellizcos inesperados de sensibilidad:
arrebatos súbitos de embriagadora e incontenible euforia,
recuerdos melancólicos convertidos en fugaces instantes de alegría,
olores evocadores que buscan en algún lugar de la memoria aquella otra vez,
hallazgos inesperados de la memoria más profunda y lejana,
estado dulce e irreal de duermevela que sumerge a la imaginación dentro del sueño.
Emoción.
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