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lasnochesdeMcNulty

Clase de spinning

Clase de spinning

Hace unos días hice mi primera y última clase de spinning arrastrado por unos amigos que intentan llevarme por la aburrida senda de la salud. Para que quede claro desde el principio: fue tan irritante como rocambolesca.

Me sorprendió la cantidad de personas apuntadas a la clase, así como el tamaño de la sala. Había, al menos, cien bicicletas estáticas. El primer "¡huy, esto va a ser una mierda!" fue cuando vi al monitor: un mozalbete estupendo enfundado en una ajustada camiseta naranja sin mangas y un coulotte negro no menos apretado. Si su vestimenta era grimosa, su peinado lo era aún más, ridículo hasta la náusea. Tenía 56 pelos, ni uno más, los conté. Todos perfectamente distribuidos para conseguir cubrir su cabeza. A primera vista pensé que se trataba de sudor, instantes después de gomina, pero a los pocos segundos caí en la cuenta de que en realidad le había lamido una vaca su cabellera rala. No se le movió uno solo de los 56 pelos durante toda la clase. Había esculpido una raya perfecta a uno de los lados y, a pesar de la escasez de materia prima, había conseguido hacerse un caracolillo de pelos a modo de flequillo. Realmente el chico tiene mérito, con poca cosa consigue un peinado. No quiero imaginar de lo que sería capaz si dispusiera de la pelambrera del Puma. Debajo de su peinado, desafiaban sus dos cejas arqueadas, finas y rabiosamente gays. Sin embargo, lo más destacable de todo el personaje era su nariz. Una nariz fuera de sitio, gruesa y exageradamente respingona, dos días por delante del resto del cuerpo. Probablemente hubo un incidente en la nursery cuando era un bebé y le adjudicaron por error la nariz de una cría de oso hormiguero. 

Escogí una bicicleta que en seguida una de esas chicas que se creen que el spinning les va a dotar del culo prieto de JL me arrebató con un numerito de reserva obtenido en la charcutería. Me fui a por otra y acomodé malamente mis posaderas en esa máquina infernal. La tortura fue tal que, al finalizar la clase, la habitual suavidad de mi escroto se había convertido en puro cuero curtido, como si hubiesen estado encendiendo cerillas en mis huevos durante los interminables 45 minutos que duró la clase. Vamos, no es que acabase hasta los huevos de la clase de spinning, sino que los huevos acabaron hasta los ídem de la dichosa actividad dirigida.

El monitor, alzado sobre una tarima, inició su verborrea aludiendo a una pretendida sesión suave con la que alcanzaríamos el 75%. ¿El 75% de qué? - pensé. Porque yo ya estaba al 100% de rabia hacia él y mis cojones estaban llenos, al 100% también. Afortunadamente, mi avezado amigo me informó de que se trataba de alcanzar un tope del 75% de tu frecuencia cardíaca máxima. O sea, que no sólo tenía que pedalear, sino que además debía estar pendiente de cómo cabalgaba mi corazón. ¡Menuda estupidez! ¿Alguien se mide las pulsaciones follando? Pues para qué coño vas a controlarlas encima de una puta bicicleta estática. En fin, mi nivel de indignación era absoluto.

Si nada más empezar ya estaba alucinado, cuando el monitor comenzó a dar indicaciones, la risa fue total. "¡Tresss, dosss, unooo! ¡Vamosss! ¡Dale, dale, dale! ¡Y un incremento másss!" No me lo podía creer. Un súper gilipollas dando órdenes a decenas de jóvenes aspirantes a cuerpo Hacendado (porque Danone imposible), y todos siguiéndole entusiasmados. ¡Flipante! Aunque el súmmum estaba por llegar...

De repente, se apagaron las luces. Yo, entre acojonado y asombrado, abrí los ojos como platos y lo que en principio parecía la sala de un gimnasio se convirtió en la pista de una discoteca de extrarradio: música cañera a tope, luces estroboscópicas y gente moviéndose histéricamente. Por un momento pensé en buscar la barra y pedirme una copichuela, pero el estupendo súper gilipollasss rompió la magia del momento al farfullar "¡Bebe agua!" con su impostada voz. ¿Bebe agua? ¡Vete a tomar por el culo! De ahí hasta el final todo fue un completo aburrimiento. Una sucesión monótona de lo vivido durante los primeros diez minutos. 

Lo dicho: la clase de spinning fue una puta mierda. El deporte...por la tele. 

4 comentarios

Carlos -

Buscan los cadáveres flotantes de sus liendres

Anónimo -

No, nadie coreaba al monitor. Y si hubiesen osado, yo mismo lo habría impedido.

Probablemente habría fulanas, siempre las hay, pero estaba en la última fila y no podía ver sus caras de busconas.

Sí, hubo alguien que se miró al espejo antes y después esperando un cambio radical. Fui yo, pero no resultó.

Música de discoteca quilla.

¿Snorkel en la piscina? Me parece más excitante hacerlo en un bidé. Al menos te ves la huevada desde una perspectiva insólita. Aunque, bien pensado, ¿no buscarán cobre?

Carlos -

¿No había gente que corease los grititos del monitor? Siempre los hay...

¿No había fulanas que hacían posturitas y aparentaban disfrutar más que ninguna para que las mirase un monitor que, sin duda alguna, es maricón?

¿Hubo quien se miró extasiado al eterno espejo tanto antes como después de la sesión, esperando un cambio radical?

¿Qué clase de música infernal emplearon? Yo siempre acababa pidiendo que bajasen el volumen pues estaba inhumanamente fuerte...

A pesar de todo, el spinning no estaba mal, aunque yo lo he abandonado por la piscina, donde tengo que esquivar a imbéciles que sólo flotan o hacen snorkel esperando ver no sé exactamente qué cojones...

Tu hermaa -

Grande!!!! ;)