Real Madrid - Ajax. 3-0 (Santiago Bernabéu, 27 de septiembre)
Poco fútbol para tan buen resultado. A pesar de merecer la victoria, el Madrid volvió a dar sensaciones parecidas a las de los últimos encuentros: poca posesión de balón, juego a ráfagas, fragilidad defensiva y poca intensidad.
El Ajax entró al partido presionando arriba y antes del primer minuto dispuso de una buena ocasión, que Casillas, inspirado toda la noche, desbarató con acierto. Otra vez, y por segundo encuentro consecutivo, el Madrid salió poco tensionado. El sábado, ante el Rayo, le costó un gol. Esta noche tuvo más suerte. Esa suerte que en el caso del equipo blanco suele estar muy relacionada con las actuaciones de su portero.
En ningún momento impuso su condición de local. Si bien no fue demasiado exigido, el equipo funcionó a rachas, sin disponer de un dominio continuo. Resulta sorprendente que el partido finalizase con una posesión de balón ligeramente superior del Ajax jugando en su estadio y en Copa de Europa. La baja forma de Özil se acusa demasiado, de forma que el juego de centro del campo no tiene continuidad y queda a expensas de los pases en largo de Xabi Alonso y lo poco que pueda ayudar Kaká, que parece más entonado últimamente.
Aún así, después de media hora de ocasiones por ambos bandos, llegó un contraataque blanco que fue una auténtica obra de arte en cuanto a precisión, movilidad, rapidez y ejecución. Una jugada preciosa, nacida de un robo de balón en el centro del campo, que transcurió al primer toque de inicio a fin: pared entre Cristiano Ronaldo y Kaká, continuación hacia Özil, apertura a banda hacia Benzema, que mete el balón al borde del área pequeña para que Ronaldo fusile al portero. Lo dicho, un portento de belleza y precisión. Una demostración más del demoledor contraataque de este equipo, que con espacios es letal.
Poco después Kaká anotó el segundo finalizando con un disparo desde el borde del área una jugada iniciada por Xabi Alonso con uno de sus certeros pases de cuarenta metros. Y aquí acabó el partido.
La seguda parte empezó con una larga jugada finalizada por Benzema en el tercer gol. Un tanto diametralmente opuesto al primero, fruto de una larga y paciente combinación de todo el equipo, que movió a su rival hasta encontrar el hueco por el que Arbeloa filtrar el pase en ruptura a Kaká, que generosamente asistió al delantero francés, brindándole la oportunidad de despertar de su retomada languidez.
A partir de entonces nada más reseñable salvo una excelente mano de Iker en una falta y el debut testimonial de Altintop.
¿Dónde está el juego del Madrid? Sólo aparece a fogonazos, recordando la etapa de Pellegrini en el banquillo. ¿Dónde está la solidez del equipo? En algún lugar perdido entre los follones recientes de su entrenador y el entorno mediático. Probablemente si todos se serenan, el entrenador el primero, puedan recobrar la tranquilidad suficiente para desarrollar lo que apuntaron en pretemporada y principios de septiembre. Y, sobre todo, que vuelva Özil de donde quiera que esté. ¡Mesut, por favor, muéstrate y volveré a creer!
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