Levante - Real Madrid. 1-0 (Ciudad de Valencia, 18 de septiembre)
Tres puntos a la basura. Benzema, Di María, el árbitro y el otro fútbol condenan al Madrid. Imperdonable derrota ante uno de los peores equipos de la Liga. Y eso que estaban avisados del partido del año pasado en este estadio.
El encuentro tuvo un inicio cómodo, como los últimos jugados. Dominio del balón, juego en campo rival, ocasiones goteando cada pocos minutos. Vamos, que se aventuraba otra cómoda victoria blanca. Incluso Kaká parecía más entonado y no se echaban de menos a los titularísimos Ronaldo y Özil.
Benzema estuvo especialmente desafortunado durante el primer tiempo. Tal cual empezó el partido se vio que no sería su tarde. Cualquier control se le escapaba, erraba pases sencillos y, finalmente, marró lastimosamente dos claras ocasiones casi a puerta vacía.
Poco después Di María enloqueció y provocó una tangana en la que el árbitro expulsó a Khedira de forma más que rigurosa. A partir de ahí el Levante entendió que hoy sí que iba a servir el otro fútbol y se aplicó diligentemente a ello. Por el contrario, el Madrid no ofreció respuesta a esta situación.
Con uno menos durante toda la segunda parte, el Levante supo cerrase y aguardar alguna oportunidad, que llegó con el gol de Koné a falta de veinte minutos. Ni antes ni después el Madrid supo encontrar soluciones a la cerrada defensa granota. No se profundizó por banda, no circuló el balón con rapidez y apenas se crearon ocasiones. Especialmente desafortunado se mostró Higuaín: lento, fallón y sobrepasado en todo momento.
El propio Madrid se metió en este lío. Cayó en la trampa del Levante y perdió tres puntos que seguro se echarán de menos. Y pensar que escogí ver este partido en lugar de la victoria de España en la final del Eurobasket...
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