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lasnochesdeMcNulty

Clint Eastwood

Clint Eastwood

De encasillado actor a director de referencia. Su carrera es ciertamente curiosa. Como actor, a pesar de haber obtenido una fama evidente, siempre se le vinculó al papel de tipo duro. Digamos que Clint se interpretaba a sí mismo o, al menos, siempre al mismo tipo de personaje: el tío más duro, impasible, solitario y justiciero del mundo. Ya sólo por eso le adoro. Sus escupitajos de tabaco de mascar en los spaghetti westerns rodados con Sergio Leone (Por un puñado de dólares; El bueno, el feo y el malo...), mientras suena una de las maravillosas bandas sonoras de Ennio Morricone, son el anuncio de que alguno de los malos iba a morder el polvo.

Lo mismo vale para sus papeles de Harry Callahan en la saga de Don Siegel "Harry el ...". Sabías que siempre iba a ganar Clint, o sea, Harry con su súper pistolón en la mano. A esos papeles se les acusó de fascistas y demás lindezas por los gilipollas de ayer y de siempre. ¡Qué coño! Claro que era un justiciero que iba por libre Harry; pero nunca se cargó a uno de los buenos, siempre se merendaba a los malos, malísimos. Y a mí eso siempre me moló un huevo.

Lo cierto es que tardó mucho en despojarse de esos papeles. Incluso como director, comenzó a producir y dirigir películas en las que él era el protagonista (Firefox, Impacto súbito...), y su personaje no distaba demasiado de los de Harry.

No obstante, poco a poco empezó a hacer películas diferentes, con otro tipo de registro, como por ejemplo "Bird", donde daba rienda suelta a su pasión por el jazz. 

A mi entender, y a pesar de mi admiración infinita por Clint, tardó mucho en dirigir una buena película. El punto de inflexión al respecto fue la película "Sin perdón", un western viejuno. No es mi favorita, ni mucho menos. De hecho, no me fascinó como al resto de público y crítica, Oscars mediante.

Mis preferidas son "Mystic river", en la que Sean Penn está sublime, y "Gran Torino", en la que el propio Clint interpreta a un adorable y gruñón anciano duro y solitario, como muchos de sus papeles de juventud. 

En medio, ha rodado el pastelón "Los puentes de Madison", coprotagonizada por la espantosamente fea Meryl Streep, donde resulta poco creíble ver a Clint sensiblón y enamorado; "Million dollar baby", una deprimente buena película; "Banderas de nuestras padres" y "Cartas desde Iwo Jima", cine bélico con un interesante enfoque desde ambos bandos de la contienda; y otras muchas más que hacen de Clint Eastwood un director increíblemente prolífico en los últimos años. Me temo que a sus 80 años, aunque está hecho un toro, ve el final cerca e intenta aprovechar al máximo el tiempo que le queda.

Su último trabajo estrenado en España es la película "Más allá de la vida". El título da cierto repelús, el argumento también, incluso el papel de la periodista francesa Marie Lelay que coquetea con experiencias cercanas a la muerte está plagado de lugares comunes muy poco currados; pero ¡qué narices! la ha hecho Clint, así que está bien. No es ni mucho menos una de sus mejores obras, pero seguro una de las últimas. Por lo tanto, se ha de ver.

Una faceta que probó, si bien de forma efímera, fue la política, ya que fue alcalde de Carmel, pueblo al sur de San Francisco donde vive o acostumbraba a vivir. Lo visité con entusiasmo hace años y, como no podía ser de otro modo, me encantó. Es un paraíso de jubiletas situado en la ladera de una montaña con una recogida y amplia playa al final. Su tranquilidad y silencio sorprenden al visitante. Las referencias a Clint no faltan, por lo que el entregado fan (o sea, yo) queda más que satisfecho de visitar Carmel.

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