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lasnochesdeMcNulty

Del miedo y otras certezas ineludibles

Amanece, a veces.  

Otras, la noche coge de las solapas al día

y lo esconde bajo su manto.

Entonces, los miedos acechan.

 

Porque el miedo es una industria externalizada.

Subcontrata medios y miedos ajenos:

miedos gregarios, miedos promiscuos, miedos a tiempo parcial,                                

miedos fatuos, miedos cobardes y hasta miedos reales.

 

¿Quién no siente miedo o, peor, su enfático plural?

Únicamente los imbéciles, los orates y las hormigas viven ajenos a él.                      

¿No sentía miedo Raymond Carver cuando escribía sus cuentos?                              

¿No sentía miedo Ludwig Meidner cuando pintaba sus paisajes apocalípticos?            

¡Claro que sí! ¡Sin duda! Pero seguían escribiendo y pintando                              

precisamente para aplacar su miedo a la desolación. 

 

El miedo es ante todo un tirano y un gran vanidoso.

Necesita atención constante, sumisión absoluta.

No se le combate retirándole la mirada.

Adora esa sensación de superioridad.  

 

Se afronta mirándole directamente a sus ojos ciegos de ira,                                    

atravesando sus pupilas, sus glóbulos oculares;     

ciscándose en sus cavidades y en su untuoso cerebro                                              

con condescendiente valentía, como diciéndole suave y torvamente:                          

sé que estás ahí, no puedo hacer nada para evitarlo.                                                

Pero yo también voy a seguir aquí y no vas a poder evitarlo.

Bitter Kas

Naces, creces, colegio, te tocas, bebes, follas, trabajas, hijos, lees, sigues trabajando como un gilipollas, te jubilas, nietos, CAP, Bitter Kas y muerte.

Teta, Molico, leche, Cola Cao, Mirinda, zumos, Coca Cola, cerveza, vino, gintonic, coñac, moscatel, agua, chinchón, Bitter Kas y muerte.

¿Por qué he empezado a beber Bitter Kas tan pronto? ¿Esnobismo, viejunez, mal gusto? 

¡Ni de puta coña! Bebo Bitter Kas porque sabe exactamente a la vida.

Alepo

ciudad de informativos, como lo fueron antes Beirut o Sarajevo. ¿Cuál será la siguiente? 

Niño con móvil en sala de espera

Ayer, en la sala de espera del dentista, perdón, clínica odontológica, como se llama en estos tiempos rimbombantes, entró un niño de unos 10 años con su madre. ¿O sería su abuela? Yo ya no sé distinguir el rango: entre que las abuelas se encargan de los nietos mucho más de lo que debieran porque los padres trabajan mucho más de lo que quisieran y que las mujeres cada vez tienen a sus hijos más tarde, yo no me atrevo nunca a decirle a un niño "¡chaval, dile a tu madre que te eduque o te meto una hostia!" Me apenaría sonrojar a una abuela por la negligencia de su hija educando hijos.

Volviendo al niño de los cojones, se sentó en una de las sillas y rápidamente su madre (o abuela) lo anestesió dándole un móvil. Espero que el de ella, aunque no puedo asegurarlo. Actualmente, muchos padres imbéciles compran a sus hijos (en sentido literal y, lo que es peor, también en sentido figurado) un estupendo smartphone para el que en absoluto son lo suficientemente maduros. En fin, allá ellos. Padres imbéciles crían a hijos imbéciles, que serán adultos imbéciles, que tendrán sus propios hijos imbéciles, que...En fin, lo de siempre: la imbecilidad es el más resistente de los genes.                                                                                    
Otra vez se me ha vuelto a escapar el niño. Vuelvo a centrame en él observándolo ahí sentado, con la cabeza como descoyuntada apoyada sobre el pecho, la mirada fija en el móvil que relincha un soniquete insoportable de juego absurdo y el dedo índice de su mano derecha golpeando la pantalla repetidamente minuto tras minuto. Parecía un autómata, ni rastro de emoción alguna en su rostro, sólo su repiqueteante dedo golpeando el mismo lugar de la pantalla del móvil una y otra vez. A la madre (o abuela) se le veía muy ufana de tener al lado a un hijo (o nieto) con las mismas capacidades que el gato dorado de un chino. Así estuvo ese pequeño imbécil hasta que llamaron a mi hijo. Estuve tentado de dejarlo entrar solo en la consulta del dentista para continuar con el espectáculo del niño alienado, pero mi hijo me levantó con su mirada.

micropene

hombre que cuando paga con un billete y el dependiente le pregunta "¿tienes algo más pequeño?" se pone tenso.

Brexit

cartelito que señala la salida de emergencia del gran centro comercial europeo. El 23 de junio se abrirán las puertas: si deciden salir más que los que prefieren permanecer dentro, el centro comercial acabará cerrando. Sería una pena, tras tantos años de compras, paseos y ocio en común.

Circular en sentido contrario es temerario; hacerlo fuera de la carretera es de locos.

refugiado

exiliado varado en alguna frontera. Ni siquiera puede seguir siendo un nómada contra su voluntad. 

memoria histórica

recuerdos sepultados por médanos de rencor, remordimiento y revancha. 

mediocridad

cualidad exclusiva del ser humano. Ningún otro animal la padece. La posee un porcentaje superior al 99% de la población, si bien menos del 1% la asume. Tampoco se reconoce jamás que es deseada alrededor: nada mejor que otro mediocre al lado para que no se te vea el plumero. Diferentes organizaciones (partidos políticos, empresas, universidades…) se llenan la boca hablando de la “búsqueda de la excelencia” como objetivo primordial. ¡Falso! Se busca, fomenta y potencia la mediocridad; salvo honrosas excepciones que dependen exclusivamente de actitudes individuales. Como sociedad somos cada vez más mediocres. Sólo a nivel individual es posible salir de la mediocridad reinante. 

Los papeles de Panamá

 

Se abrió una esclusa del canal
y la mierda empezó a fluir.
Un castor cabrón decidió jugar.
Retiró un tronquito y el resto se precipitó.
Nos solazamos/indignamos señalando a los presuntos evasores.
Presunto: ¡qué gran epíteto para los hijos de puta!
Acogedor paraguas del deshonesto.
De presunto a reo, nueve de cada diez.

Papeles húmedos de pringue flotan en el paraíso,
mientras adinerados nombres y reincidentes apellidos
gorgotean excusas tan opacas como las culpas que intentan eludir.
Eso sí, aquí, en el mundo “off-offshore”
seguimos pagando ivas, ierrepeefes,
ibis, itepés y lo que se nos mande.
La fiscalidad no es más que hipocresía tarifada.

No hay alambradas que detengan al defraudador.
Tampoco tratados ni legislación suficiente.
Los bancos le seguirán abriendo las puertas de par en par,
los gobiernos mirarán hacia otro lado
o, llegado el cínico caso, le amnistiarán;
que a un millonario no se le persigue, se le regulariza.

Panamá: al este la ociénaga atlántica,
al oeste la ociénaga pacífica.
¿Cuánta honradez es capaz de desalojar este canal
o cualquier otro paraíso fecal?
En una de esas ociénagas hay una gran masa de ciudadanos íntegros.
Nadie los quiere, ningún estado se hace cargo.
Vagan arremolinados con sus chalecos de honradez
a la espera de que el deshielo de los casquetes polares
anegue estos países donde lo único que tributa es la desvergüenza.

La turbia transparencia de estas filtraciones asquea.
Reflejan con luminosa opacidad que la riqueza no se redistribuye.
La riqueza se ostenta; el dinero se esconde.
Los defraudadores no se denuncian; se filtran.
Y así vamos: los sujetos culpables no se acompañan de los predicados adecuados
que prediquen con el ejemplo. 
Más bien se ocultan tras verbos eufemísticos 
que ya no conjugan verdades, sino enjugan mentiras.

Lo peor, no obstante, es la condescendencia miserable de la mayoría:
“si pudiera, yo haría lo mismo”, dicen.
Descojonados, los defraudadores piensan: 
“cuando puedas, hazlo. Por el momento ¡paga tus impuestos, imbécil!”

 

susto

saludo del miedo.

investidura

toma de posesión de un cargo. En el caso del futurible presidente del gobierno de España, muy probablemente tomará posesión siendo previamente poseído por detrás. Nada mejor para evitar que un político se aferre a su cargo que mantener su retaguardia ocupada desde el primer minuto. Además, las manos cleptómanas se mueven con menor agilidad cuando están ocupadas en separar las nalgas. 

pagaré

cheque con una promesa futura de pago extendido en el presente sobre algo adquirido en el pasado. Se usa el futuro del indicativo: pagaré; cuando en realidad debería usarse el futuro del subjuntivo: pagare.

La suerte

Si me estás buscando,
estoy aquí, donde siempre:
a la vuelta de cualquier esquina.
Hay un semáforo y una señal de ceda el peso,
(sí, el peso. El paso no se cede, se aligera)
donde una máquina regala “Su turno” aleatorio, indescifrable.
Verás un gran escaparate de McDonalds que fue colmado que fue barrio,
y un cajero de banco que fue caja que fue dispendio,
y una vieja pidiendo limosna que fue diva que fue nieta.
Actualmente; mañana dios mercado dirá.

Entrego la mercancía neta,
sin prejuicios ni expectativas que la embrutezcan.
No se admiten devoluciones.
Cambios, sí. 
Tantos como el indeciso, el codicioso, el lunático desee.
Todos me quieren, pero no saben para qué.
Anhelos convertidos en desvelos.
Desvelos en decepciones.
Decepciones en excusas.
Autocomplacencia plañidera 
que todo lo achaca a la mala sombra.

Ni buena, ni mala,
ni puta, ni aciaga.
Simplemente, suerte.

Sanción FIFA, buena para el Real Madrid

La FIFA ha sancionado al Real Madrid con un año sin poder fichar. Lo que aparentemente supone la guinda a la crónica de sucesos recientes del club, es en realidad la mejor noticia posible para todos sus aficionados. Por fin habrá algo de estabilidad en el primer equipo. Hasta ahora hemos sufrido la vorágine de fichajes que el presidente ha promovido negligentemente. En el próximo año ya no podrá regar su vanidad y tapar su incompetencia con adquisiciones rutilantes. Deberá vivir con lo que tiene, que es mucho y bueno, por cierto.
Así pues, un horizonte de estabilidad se abre para el Real Madrid, algo de lo que ha carecido en los últimos tiempos. Agradezcamos, pues, a la FIFA su involuntaria ayuda.
No obstante, siento escalofríos ante lo que pueda pasar en los próximos diecisiete días, periodo en el que Florentino Pérez aún podrá fichar antes de permanecer un año entero con la billetera del club en barbecho. Cerraré los ojos hasta entonces y disfrutaré del siguiente año y pico esperando que los jugadores, tan mimados algunos, y el nuevo entrenador encuentren el sosiego y el orgullo suficientes para poder dar la imagen que el Real Madrid exige.

1 de septiembre

Día negro que marca el inicio de la Gran Depresión. Largas colas de personas se agolpan en las paradas de los transportes públicos a la espera del autobús o metro que les lleve al cadalso laboral. Hijos son arrancados de los brazos de sus padres para que estos últimos puedan acudir a sus lugares de trabajo. Ávidas puertas giratorias de grandes edificios de oficinas engullen a bronceados asalariados que palidecen inmediatamente tras ser escupidos por esas dichosas puertas alegóricas. Miles de funcionarios vuelven a sus gabinetes despojados de sus caretas de personas ociosas y felices. El día se acorta porque el largo invierno se acerca, y los caminantes blancos salen de los despachos para exprimir la vida de sus empleados. 

estado civil

situación personal con respecto a la ausencia o no de pareja. Normalmente, se ofrecen una serie de opciones a elegir, que siempre son las mismas y suelen estar en el mismo orden secuencial: Soltero; Casado; Separado; Divorciado; y Viudo. Si uno está contento con su estado civil, no desea que cambie. Sin embargo, los que no están a gusto desearían cambiar su estado civil (y aquí viene lo curioso) por el inmediatamente posterior. El soltero de larga duración se muere por estar casado. El que está hasta el gorro de su matrimonio ansía separarse. El separado que desea rehacer su vida sentimental no ve la hora de obtener el divorcio. Y, por último, el divorciado al que le está porculeando su anterior pareja desearía estar viudo. 

teletexto

muy útil servicio de la televisión cuya última release data de 1998. En cuanto al tema gráfico, hay que decir que las pinturas rupestres de Atapuerca son más modernas. 

sacarina

amargura del café, té o cualquier otra bebida de sobremesa que deja al que la pide como un imbécil tras haberse metido una pantagruélica comilona. Sólo se entiende desde el punto de vista de la culpa. Así pues, únicamente debe consumirse en países católicos. 

Lágrima

 

Fruto de una emoción, buena o mala,
brota húmeda y desnuda.
Serpentea la mejilla reconociendo a tientas al padre o a la madre.
Por la tersura o flacidez de la cara, sabe inmediatamente si es deseada o malquerida.
Se refugia brevemente en la comisura de los labios, saboreando mieles y hieles heredadas.
Y parte hacia el sur, abalanzándose por el desfiladero del mentón.
La emancipación es rápida y brutal, más propia de un animal.
Nace de una pasión, alegre o trágica.
Así pues, su vida es un arrebato, un suspiro, un desahogo rápidamente olvidado.
Caída sobre el pecho, atraviesa un valle que desemboca en la tundra del vientre.
Ni un escondite, ni una alma, sólo una llanura interminable.
Al final, un oasis: una mentira, un pozo seco.
El instinto (y la gravedad) le liberarán de su soledad. 
Ya se atisban los humedales del sexo.
En los manglares inguinales conocerá a otros fluidos,
surgidos de las mismas o parecidas pasiones que la alumbraron.
Conocerá el éxtasis y la sordidez; la belleza y la fealdad;
la armonía y el desgarro; lo real y lo fingido.
Y entenderá el porqué de su existencia, sin artificios, con crudeza.
En adelante, no precisará de fe o superstición alguna.
El miedo habrá desaparecido por completo. 
Ni siquiera habrá incertidumbres o dudas.
Todo el camino hasta el final estará claramente marcado.
Cualquiera de las dos opciones que escoja le llevará al mismo punto:
la tierra que la absorberá para siempre sin dejar el más mínimo rastro.
No hay lágrimas inmortales, pues.
Si las personas somos un 70% lágrimas, ¿es inmortal el otro 30%?
Lo único verdaderamente inmortal son nuestros recuerdos, los que dejamos a los demás.
¿De verdad somos capaces de dejar semejante porcentaje de recuerdos? 
Malos, seguro; pero ¿buenos?
¿No será mejor que la tierra simplemente nos absorba, como a las lágrimas?