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lasnochesdeMcNulty

Dioses

Gente culta

Hace unos años era muy aficionado a un extinto canal temático de una plataforma digital: "Canal Nostalgia". Era un canal de TVE que reponía diversos programas de Televisión Española de los ’70 y ’80: musicales, reportajes, entrevistas, documentales y cualquier otro formato de producción propia. Era una forma de revivir la realidad de mi infancia, que había quedado difuminada por el paso del tiempo y las pequeñas traiciones que imponemos a nuestra memoria. 

Hubo una emisión que me gustó especialmente: fue una entrevista que le hizo el periodista Pablo Lizcano al escritor Juan Benet en uno de los programas de "Autorretato". La grabación debió ser realizada a mediados de los ’80. Lo curioso es que apenas recuerdo el contenido de la entrevista, pero sí perfectamente el agradable impacto que me causó. Casi no recuerdo nada de la conversación, pero sí el ambiente, el decorado, los gestos del entrevistado y el entrevistador, sus miradas de complicidad, el espeso humo que rodeaba la tertulia...

Porque lo mejor de todo era que se trataba de una tertulia, una fértil conversación entre dos personas cultas, que mostraban interés tanto por lo que decían como por lo que escuchaban. Hablaron de temas variopintos y en todos ellos mostraron conocimientos y opiniones razonadas y pausadas. 

Juan Benet, conocido por su obra literaria, era de formación técnica: ingeniero de caminos. Uno de esos hombres de ciencias que no han descuidado su formación humanística, que poseen una vasta cultura en muchos y muy diferentes ámbitos. Un "sabio" al estilo de Bertrand Russell. 

Desgraciadamente ya no abundan ejemplos como el de Juan Benet en la actualidad. Ahora prima la especificación, orillándose por completo una formación integral y completa, de tal modo que cada vez más la gente padece asombrosos agujeros negros en cultura general, siendo el lamentable uso del lenguaje el más claro de estos síntomas.

Añoro esos tiempos en que era más sencillo rodearte de gente culta e interesante. Por eso guardo tan grato recuerdo de la entrevista de Pablo Lizcano a Juan Benet, porque me permitió paladear de nuevo los buenos momentos de algunas de las tertulias que viví de pequeño en mi casa, con mi padre al mando, también ingeniero, también con inquietudes humanistas, también culto. Porque la tertulia es el mejor invento social: una entretenida forma de aprender y disfrutar.

Lástima que hoy en día sea tan difícil encontrar a alguien mínimamente interesante. Una de esas personas cultas que te encandilan con sus historias y saberes, que casi te hipnotizan hasta convertirte en adicto a sus conversaciones, a sus conocimientos, a sus pensamientos...

En estos tiempos de imbéciles y mediocres, cuya única conversación versa sobre algún juego de ordenador o cuan maravillosas y "exóticas" han sido sus vacaciones en un complejo hotelero de la República Dominicana con una ridícula pulsera de plástico en la muñeca a modo de inconfundible identificador de su condición de idiotas integrales, bucear en la memoria y revivir tertulias propias o ajenas es una terapia tan efectiva como necesaria para seguir adelante entre tanto aburrimiento.

Nota: Tanto Pablo Lizcano, recientemente, como Juan Benet, hace unos cuantos años, han fallecido. ¡Qué pena que vayan desapareciendo estas personas! ¿Habrá reemplazo? 

 

Tony Soprano

Tony Soprano

Uno de los personajes más atractivos jamás interpretados en la mejor serie rodada en la historia de la televisión, Los Soprano. Aunque bien se podría hablar de cine en lugar de televisión. La calidad de los guiones, las interpretaciones de los actores, el desarrollo y evolución de los personajes, las localizaciones, las escenas de acción y violencia...absolutamente todo lo que rodea a esta serie de seis extraordinarias temporadas es sublime, digna del mejor cine, con el mérito adicional de tratarse de un largometraje de aproximadamente unas 80 horas. En definitiva, un frenesí de serie, que puso en órbita a la cadena norteamericana HBO, creadora de tantas otras buenas series de televisión recientes. Así pues, Los Soprano no sólo es una obra maestra, sino que propició la creación de otras muchas series con el sello transgresor y de calidad de la HBO.

La serie tiene numerosos personajes que aparecen y desaparecen a través de las temporadas, adquiriendo mayor protagonismo o revelando lados ocultos y sorprendentes; pero por encima de todos ellos sobresale nítidamente Tony Soprano, el capo de la familia de New Jersey.

Es un tipo tan encantador, tan envidiable, tan exuberante, que desearías ser él, a pesar de todas sus dobleces, flaquezas e incoherencias. 

Su físico es imponente: un corpachón enorme, grueso y recio. Su rostro duro, poco amable, pero de risa contagiosa y cercana. Su mirada está llena de ira cuando los negocios de la familia están en juego, pero se torna tierna y hasta infantil con sus hijos, mujer, "familia" y amantes.

Representa a un triunfador, que demuestra una astucia inusual en su entorno, y desempeña su cargo de jefe de la familia con aparente mano de hierro ante todos, a pesar de sus recurrentes dudas y crisis de ansiedad.

El poder que ostenta a través de la amenaza, la extorsión y la violencia es increíblemente sugerente. La violencia, dejando de lado sus condicionantes morales, es una arma enormemente eficaz para conseguir cualquier tipo de objetivo. Precisamente por ello la empatía con el personaje de Tony es tan grande. Todos desearíamos tener ese poder de nuestro lado. Todo nos resultaría mucho más sencillo. Todos hemos deseado en muchas ocasiones poder solucionar nuestros problemas, nuestros desencuentros, nuestras diferencias con la violencia. Afortunadamente, no tenemos los medios ni la valentía suficientes para ello.

Además, Tony se mueve en un difícil oficio, lleno de peligros, traiciones, ambiciones y amenazas. Su entorno no le ayuda mucho. Está rodeado de idiotas en su propia familia y en su "otra familia", que le dificultan las cosas sobremanera. Sin embargo, siempre halla el modo de solucionarlo todo, y no todas las veces con el uso de la violencia.

El último y definitivo rasgo que le hace tan adorable es que estamos ante un cínico en mayúsculas, que abomina del divorcio, pero se acuesta con toda mujer que se le cruza por delante; que porfía incesante por mantener a sus hijos fuera del negocio familiar, preocupándose a su vez de mantenerlo lucrativo a cualquier precio; que se declara católico practicante incumpliendo constantemente los diez mandamientos y cometiendo los siete pecados capitales sin rubor alguno.

En definitiva, Tony Soprano es un personaje al que juzgo como un grandísimo hijo de puta, pero un hijo de puta de los míos. 

El Roto

El Roto

El Roto, heterónimo de Andrés Rábago (también ha usado el de OPS), es el más lúcido, ingenioso y cáustico "viñetista" del panorama de la prensa española.

Sus inicios en revistas como "La codorniz", "Madriz", "Hermano Lobo" o "Ajoblanco", además de sus participaciones en diarios como "Pueblo", "Diario 16" o "El Periódico" no las pude disfrutar entonces, sino a través de ediciones retrospectivas de todas esas colaboraciones que se han publicado a modo de colecciones recopilatorias de su obra. 

Sin embargo, por lo que admiro a este genio del humor gráfico es por sus viñetas diarias publicadas en El País. Durante años lo primero que hacía al comprarme El País era buscar con avidez la página donde estaba publicada su viñeta.

Era (y sigue siendo a pesar de ya no ser lector diario de El País) un regalo ver y leer su sentencia en blanco y negro de la actualidad. Porque no se trata de una viñeta puramente humorística, como podría ser la de Forges u otros. Es un puñetazo al mentón de la pútrida actualidad. Sus dibujos están cargados de un componente social evidente y son oscuros y, en cierto modo, trágicos. Son viñetas crudas, pesimistas, tristes, que te dejan un agrio sabor de boca. Por eso son tan buenas. Causan impacto, te asquean, te ponen de frente a la realidad. Casi son más impactantes que cualquier fotografía.

En definitiva, es un provocador. Un dibujante que lanza un estruendoso grito sordo con cada una de sus viñetas. Y lo hace a diario. Y lo hace desde hace años. Y desde el periódico de información general más leído de España. ¡¿Cómo coño tiene tanto talento para seguir sorprendiéndome y gustándome?! Sólo hay una respuesta posible: se trata de un genio. Un genio entre tinieblas, como sus viñetas. 

Luis Sánchez Polack (Tip)

Luis Sánchez Polack (Tip)

El más genial humorista español. Surrealista, de ingenio desbordante, espontáneo, castizo, descojonante...

Empezó formando la pareja Tip y Top en programas de radio, teatros y locales varios en los cincuenta. A partir de finales de los sesenta cambió de pareja, formando el exitoso dúo con José Luis Coll, Tip y Coll. Los primeros me quedan muy lejos y los segundos nunca me gustaron demasiado porque Coll nunca me hizo ni puta gracia. Trabajaron en numerosos programas de televisión. En algunos de ellos fueron censurados y de otros fueron directamente echados. Muy buena señal, sobre todo, porque todo ello sucedió a partir de 1975. 

Su última etapa destaca por su participación en el programa de radio de Luis del Olmo, en el bloque semanal "El estado de la nación", donde compartía micrófono con el propio Luis del Olmo, Chumy Chúmez, Antonio Ozores y Alfonso Ussía. Ninguno de ellos le llegaba a la suela de los zapatos, pero todos ellos le profesaban una admiración infinita. Aplaudí con multitud de carcajadas todas sus participaciones, incluso aquellas en las que meaba fuera de tiesto como cuando soltó en directo: "Luis, me voy a cagar". 

Sus piezas "Santos varones", donde mezclaba el surrealismo más absurdo con su natural inclinación hacia una ternura infantil y su tremenda imaginación con enormes dosis de ingenio, son obras maestras del humor.

Recuerdo que cuando murió me entristecí. Evidentemente no le conocía de nada, pero le admiraba profundamente. Creo que me entró una pena egoísta porque sabía que había desaparecido un ejemplar único. Poseía un estilo tan personal, en cierto modo de otra época, que no he visto nunca a nadie mínimamente parecido.

Si me concedieran tres deseos, como en los cuentos, uno de ellos - no sé si el primero - sería darme una vuelta por esa mente privilegiada para el humor. No pediría tener su increíble ingenio, me moriría de la risa. Me bastaría con darme un paseo por sus pensamientos durante un día. 

Paul Newman

Paul Newman

¿A quién me gustaría parecerme físicamente? A Paul Newman. Y si me lo preguntasen mil veces, mil veces respondería Paul Newman. ¡Qué hombre más guapo! No he visto nunca a otro tan guapo como al actor de los tremendos ojos azules. Ni Pitts, ni Clooneys, ni Depps le llegan a la suela de los zapatos. Únicamente Marlon Brando puede compararse en belleza con él, pero cansa, harta, empalaga. En cambio, la de Newman no. 

Es curioso, no me pasa lo mismo con las mujeres. Hay muchas que me parecen bellas. La propia mujer de Paul Newman, Joanne Woodward, era un bellezón espectacular. Sin embargo, no tengo una favorita, una que considere la más guapa de todas las mujeres. 

Más allá de cuestiones estéticas de las que por cierto no tiene ningún mérito, Paul Newman fue un grandísimo actor, que me ha emocionado en infinidad de películas. Quizás dos de mis favoritas sean "Marcado por el odio", en la que interpreta la vida del boxeador Rocky Graziano, un maleante impulsivo y simplón que se convierte en campeón del mundo; y "El golpe", en la que la escena de la partida de póquer en el tren con Doyle Lonnegan (interpretado por Robert Shaw) es tan genial y divertida que podría verla centenares de veces causándome la misma risa. 

Además de su éxito en el celuloide, probó con suerte las carreras de coches obteniendo numerosas victorias en EEUU y medio de chiripa obtuvo un increíble éxito comercial con una salsa para aliñar ensaladas (Newman's own), que después se convirtió en una aventura empresarial trufada de millones de dólares, que destinó a obras sociales, más concretamente a campamentos para niños gravemente enfermos.

Realmente, es un tipo para admirar por muchos motivos. Y uno más es lo bien que envejeció, manteniéndose digno y atractivo hasta su muerte, llevando una vida discreta y ordenada, sin estridencias. Que los feos envejezcan sin aspavientos no tiene ningún mérito, siempre han sido feos; pero que los guapos lo hagan dignamente tiene mucho mérito, ya que aquello que fueron se marchita inexorablemente. Por eso yo estoy tan preocupado por envejecer. No duele ser guapo, como decía la canción, sino ver desaparecer tu guapura poco a poco con el paso del tiempo.

 

Rik Mayall

Rik Mayall

Cómico inglés, autor de alguna de las series de humor más desternillantes que he visto jamás. 

Ha participado como actor y/o guionista en varias series y películas desde inicios de los 80. Quizá la más popular es "The young ones" (Els joves), que escribió junto a su amigo y colega de profesión Adrian Edmonson, y en la que ambos actuaban. Personalmente, nunca me gustó demasiado esta serie.

Harina de otro costal es "Bottom" (La pareja basura), que escribió y protagonizó con Adrian Edmonson también. Rik hace el papel de Richard Richard, un tipejo paronoico, miedica, acomplejado por su virginidad a los veintitantos y completamente ridículo. Adrian se mete en el papel de Eddie Hitler, un joven desempleado, alcohólico y completamente estúpido. Son tan hilarantes los sketches de todos sus capítulos, que en ocasiones me han doblado de dolor por la risa. Si mal no recuerdo consta de 18 capítulos. Creo que los habré visto todos ellos no menos de cinco veces. Su humor es sucio, cutre, surrealista, irreverente, misógino, políticamente incorrecto, pero descojonante. La ambientación de la serie acompaña perfectamente al guión: los decorados dan asco, los personajes también. Sobre todo, Richie (Rik Mayall): la cara de loco con los ojos exageradamente abiertos, la boca en desagradable mueca continua, el pelo grasiento, el resto del cuerpo sudoroso, los calzoncillos por encima de la camisa sobresaliendo a su vez un palmo por encima del pantalón. Una estampa absolutamente repugnante. Sin embargo, las toneladas de risas que me han regalado me han hecho deudor para siempre de esta pareja basura.

Igualmente brillante y también hilarante es la serie "The new statesman", en la que Rik encarna a un diputado conservador británico (Allan B’stard) sin principios, corrupto, medrador, cínico, locuaz, mentiroso, déspota, mujeriego y con un problema de eyaculación precoz gravísimo. Si bien el tipo de humor es similar, a diferencia de Bottom, la ambientación y los personajes son más creíbles, más cercanos, más reales. La relación con su asistente (Piers Fletcher Dervish) es alucinante, lo trata como al peor de los lacayos. Sus discursos políticos son oportunistas, tramposos, cambiantes. La relación con su mujer interesada e hipócrita. En definitiva, es un ser despreciable al que odiar fervientemente, a pesar de lo cual consigue arrancar una sucesión de carcajadas impagables.

Otra serie en la que apareció, aunque en un papel menor, fue "The black adder" (L’escurçó negre), otra cumbre del humor británico, en esta ocasión de Rowan Atkinson (Mr. Bean).

No sé absolutamente nada de la vida de Rik Mayall, más allá de su vertiente de cómico irreverente, especialmente en "Bottom" y "The new statesman". Aún así siento una profunda admiración por él, ya que me ha hecho reír tantísimo y he envidiado tantas veces ponerme en la piel de sus personajes (Richard Richard y Allan B’stard), que aunque me aseguren que es el asesino más despiadado de la historia, enviaré un mensaje de texto a Scotland Yard diciendo "Free Rik".

¡Gracias, gracias, gracias, Rik!

Jimmy McNulty (personaje de ficción)

Jimmy McNulty (personaje de ficción)

(A modo de explicación del nombre del blog)

Jimmy McNulty es el protagonista de la excelente serie de televisión de la HBO “The Wire”, estructurada en cinco apasionantes temporadas en las que un grupo de policías intenta resolver difíciles casos en la ciudad de Baltimore. A pesar de ser una serie coral en la que los personajes son duales y complejos, McNulty sobresale por encima del resto en protagonismo y, sobre todo, en encanto.

Jimmy es un experto detective de homicidios, cuya vida personal es un desastre. Policía blanco en una ciudad de negros, se mueve perfectamente por las ciénagas de Baltimore. Su origen irlandés no hipoteca sus prejuicios, más allá de su tendencia al alcoholismo.

Su pasión y sentido del deber para con su trabajo son envidiables: honesto, trabajador incansable, buen compañero, listo, experimentado, valiente; pero también indisciplinado, desafiante, engreído, impulsivo, individualista, displicente…Un cocktail maravilloso que le da un punto admirable y adorable.

Sin embargo, su vida personal no la sabe encauzar del mismo modo, hasta el punto que el policía fagocita al hombre. Se pasa las noches de bar en bar, de cama en cama, sin más criterio que el alumbrado por el último trago. Su relación personal-profesional con el detective dandi Bunk y la detective bollera Greggs , sus compañeros de correrías nocturnas, delata todas las flaquezas del personaje y lo hacen enternecedoramente real.

No obstante, el verdadero valor de McNulty se revela de forma admirable cuando se enfrenta a mandos de la policía, políticos, jueces y fiscales poniendo en riesgo su carrera en favor de un caso que quiere resolver cueste lo que cueste. Su determinación, su sentido del deber, su rectitud son tales que sobrecogen; más aún considerando lo laxo que se muestra en otras cuestiones morales.

En definitiva, se trata de un héroe. Un héroe no demasiado guapo, no demasiado bueno, no demasiado afortunado, no demasiado héroe; o sea, un héroe de verdad.

Michael Palin

Michael Palin

Cómico inglés polifacético: guionista, actor, presentador de televisión y, sobre todo, miembro del mejor grupo de cómicos de la historia, los Monty Python.

Las películas del grupo, especialmente La vida de Brian y Los caballeros de la mesa cuadrada, hay alguna otra mediocre, son monumentos al humor surrealista

También ha participado en otras películas como Brazil, infumable “modernez” del americano del grupo, Terry Gilliam; y Un pez llamado Wanda, junto al otro grande del grupo, John Cleese.

Ha participado en innumerables shows televisivos, ha escrito libros y ha recibido infinidad de premios y reconocimientos a su carrera.

Pero por encima de todo ello, que es una barbaridad, envidio su faceta como presentador de documentales de viajes producidos por la BBC, en los que él es la absoluta figura como protagonista de los viajes, narrador y animador.

No sé cómo lo consiguió en realidad, aunque me imagino una escena parecida a la siguiente:

-          Hola señor productor de la BBC.

-          ¡Hola Michael! ¡Qué gran honor! ¿Qué te trae por aquí?

-          Pues mire, que he pensado que podría hacer un serie de reportajes basados en “La vuelta al mundo en 80 días”. Necesitaría un cámara, un pequeño equipo de producción y, obviamente, la tarjeta de presentación de la BBC, que sin duda abre muchas puertas. Yo pondría todo lo demás: talento, guión, presentación y post-producción. ¿Qué le parece? Requiere una inversión muy baja y le garantizo una calidad e interés excelentes.

-          Vaya, Michael. ¡Qué buena idea! Toma esta tarjeta de crédito con un saldo de 10.000 libras para los gastos de preparación iniciales y llámame para cualquier otra cosa que necesites. En una semana tendrás tu equipo y el presupuesto suficiente. ¿Cuándo te pones en marcha?

-          La semana que viene, señor. Muchas gracias. No se arrepentirá.

(Al cerrar la puerta del despacho Michael Palin tras despedirse, el productor debió pensar: menudo jeta es este tío, pero ¡coño! igual funciona y a un coste my bajo)

El caso es que la cosa debió funcionar porque después vinieron otros muchos documentales: Europa y África, de polo a polo, donde sale en pelotas cubierto de barro en un baño turco haciendo coña sobre lo difícil que es limpiarse totalmente el culo del pringoso lodo; Pacífico de norte a sur, que tardó casi un año en rodar el muy cabrón, recorriendo todos los países que baña el Pacífico de América (del norte y del sur), Asia y Oceanía, y donde quedó en Tokio con una fan suya de la época de los Monty Python que era tan ridícula como graciosa; el Sahara con Michael Palin, que desafortunadamente debió interrumpir; el Himalaya con Michael Palin, donde hace noche en una cabaña de pastores a “chorromil” metros de altura en la que intenta entenderse con ellos y resulta descojonante; la nueva Europa de Michael Palin, en el que visita los países del centro y el este de Europa y llega a lugares tan curiosos como Transniestria; y alguna otra serie documental de menor entidad, pero igualmente genial.

NOTA: Este formato debe “chanar” porque Stephen Fry, otro gran cómico inglés, se ha apuntado al carro recientemente rodando una serie documental de viajes por EEUU. Mi más sincera enhorabuena, también.

 

Santiago Segurola

El mejor periodista deportivo español con una diferencia abismal sobre el segundo. Probablemente tenga el mejor trabajo del mundo. Actualmente, es adjunto al director de Marca, con el que dicen que no se lleva precisamente bien. Formalmente ostenta ese cargo, pero no parece tener más cometido que presenciar y narrar lo que le apetece. Durante años fue el jefe de la sección de deportes de El País, donde regaló a sus lectores artículos extraordinarios sobre fútbol, baloncesto, atletismo y natación. 

Sus crónicas de fútbol de los partidos del Real Madrid y de la selección española son de una calidad extraordinaria, por su redacción y por su contenido crítico. Se aleja de las tertulias vociferantes de periodistas sin más criterio que el del amiguismo más burdo y servil, no se casa con nadie a pesar de mostrar sin disimulo sus filias y fobias y conoce la profesión lo suficientemente bien como para no contaminarse de sus perversos entresijos.

Su conocimiento del baloncesto es tan amplio y profundo que abarca desde el baloncesto FIBA hasta la NBA y NCAA (baloncesto universitario norteamericano). Las retransmisiones que hace años compartía con Andrés Montes en las madrugadas del Canal + de partidos NBA y NCAA son joyas que brillan aún más con el paso del tiempo. La mezcla de su sabiduría tímida y contenida con el histrionismo y sentido del espectáculo de Andrés Montes impedían cualquier posibilidad de somnolencia en el espectador entusiasmado.

Sus artículos de atletismo y natación son de una belleza extraordinaria. El lirismo que transmite describiendo la deficiente curva de Usain Bolt en la final de los 200 metros de los JJOO de Pekín '08, la plasticidad de la zancada de Michael Johnson en su asalto al record del mundo de los 400 metros lisos o las brazadas de Ian Thorpe y Michael Phelps en los diferentes estilos de natación elevan al lector a emociones sólo comparables a la poesía o a la música. 

Ni siquiera escribe de forma extraordinaria, mas relata con una precisión, conocimiento y objetividad que conmueven y emocionan. Además, posee unos conocimientos musicales asombrosos, que transmite con la misma pasión.

Juan Antonio Corbalán

Juan Antonio Corbalán

Mi primer gran ídolo. Le debo mi gran afición al baloncesto, parte de mi amor infinito al Real Madrid y ocho divertidos años de práctica de este maravilloso deporte.

Fue "el base" en mayúsculas. Dominaba el juego y a su equipo con maestría. Poseía una gran personalidad, un buen dominio del balón y una gran visión del juego. Botaba la pelota con altanería, barbilla erguida, mirada panorámica de la cancha a la espera del zarpazo en el momento justo en forma de magistral asistencia. Camiseta y pantalón ajustados propios de la época, pelo en pecho, masculinidad indisimulada. Tenía un tiro elegante y entraba en la botella como un bailarín anotando la canasta con una plástica bandeja en la que estiraba ambos brazos, uno para encestar y otro para equilibrar el salto. 

Su palmarés es deslumbrante: ligas, copas del rey, copas de europa, intercontinentales y decenas de títulos menores con el club de sus amores, el Real Madrid; y medallas con la selección española, sobre todo, la de plata en los JJOO de Los Ángeles 84. Aquel Madrid (él, Jackson, Robinson, Fernando Martín, Iturriaga, Romay, Rullán, Del Corral...) y aquella selección española (él, siempre él, Epi, Solozábal, Margall, Iturriaga, Fernando Martín, Romay, Jiménez...) fueron dos equipos míticos, irrepetibles. El embrión de la generación de oro del baloncesto español con los Gasol, Navarro, Reyes, etc...

Además de su carrera baloncestística, estudió medicina convirtiéndose, con el paso de los años, en cardiólogo. Estudiaba entre eliminatoria y eliminatoria de la Copa de Europa. Mientras se labraba su inmenso palmarés y regaba la leyenda de la sección de baloncesto del Real Madrid, avanzaba en la carrera de medicina estudiando en hoteles y aviones.

Tras su retirada del baloncesto profesional para iniciar su carrera como médico, volvió gracias a una oferta mareante del Forum Filatélico de Valladolid. Con valentía admitió que la oferta económica era tal que le había convencido, pues lo que ganaría en un año tardaría una vida en ganarlo con su profesión. 

Hay un detalle que define a Juan Antonio Corbalán por encima de cualquier otro: con motivo del vigésimo aniversario de la muerte de Fernando Martín se hizo un reportaje recordando su figura. Entre muchos de sus compañeros entrevistaron a Juan Antonio Corbalán. En su despacho, entre lágrimas, recordaba con un cariño tan profundo como enternecedor al que fue mito del baloncesto y amigo ¡¡¡20 años!!! después de su muerte. Es de las pocas veces que me he emocionado viendo la tele. Ya sentía devoción por este dios del baloncesto y del deporte español, pero después de ver esas imágenes me quedé increíblemente feliz de que fuese mi primer e imperecedero ídolo.

Una última anécdota sobre este cardiólogo metido a estrella del baloncesto: la Universidad de Granada no hace mucho presentó un estudio que defendía la cerveza como reconstituyente ideal tras la práctica deportiva. ¿Quién fue uno de los defensores de la ponencia? JUAN ANTONIO CORBALÁN, genio y figura.