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lasnochesdeMcNulty

La rebelión de las sombras (VIII)

Han transcurrido tres días desde que Moonlight se mostrase. Desde entonces no se ha vuelto a ver a ninguna sombra. La impaciencia se está tornando en temor poco a poco. Hace muchas semanas que comenzó la rebelión de las sombras y, más allá de los secuestros de cuerpos sin sombra y algunos mensajes equívocos, las sombras no han realizado ninguna otra acción hostil contra los cuerpos. Han sido estos últimos los que han cometido las peores fechorías: creación de campos de internamiento y pogromos indiscriminados contra los cuerpos sin sombra.

Todos nos preguntamos cuál será el siguiente acto. Qué escenario nos espera cuando vuelvan a mostrarse las sombras. Hay un convencimiento generalizado de que algo nuevo ocurrirá. La incertidumbre es terrible. No hay peor temor que el sufrido ante lo desconocido. ¿Qué harán las sombras a su vuelta? Y lo que es aún más inquietante: ¿qué serán capaces de hacer?

Realmente, se desconocen las capacidades de las sombras. Más allá de su voluntad, que también resulta una incógnita, lo que realmente desasosiega es no tener la más mínima idea del alcance de sus "poderes", no saber ante qué nos estamos enfrentando, si podremos oponerles resistencia o, por el contrario, quedaremos inermes a sus designios. 

Los cuerpos, que han estado años y años ensimismados viviendo en la más absoluta inopia de conocimientos y saberes, de repente quieren respuestas. Sólo cuando han visto su futuro peligrar han despertado. Únicamente cuando su rutina adocenada de color de rosa puede llegar a su fin han levantado la cabeza y han preguntado qué sucede a su alrededor. Al menos, hemos de agradecer a las sombras que hayan despertado la conciencia de los cuerpos. 

En este contexto ¡cómo no! están proliferando los agoreros, que aprovechan la debilidad de la mayoría para explotar los temores acuciantes y las supersticiones inveteradas en provecho propio. Estos predicadores del miedo se ofrecen por doquier a quien quiera escucharlos. Cada vez tienen más estúpidos seguidores. Del mismo modo, los centros de culto vuelven a estar llenos. La gente quiere asegurarse un fatuo consuelo con el placebo religioso.

De todos modos, nada de esto servirá a todos estos buscadores de edulcoradas respuestas. Las sombras volverán y seguirán su propia voluntad. Sólo cabe esperar que esta voluntad pueda ser conjugable con la de los cuerpos, porque de otro modo estamos abocados a un enfrentamiento de consecuencias imprevistas. 

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