Blogia
lasnochesdeMcNulty

Real Madrid - Levante. 4-2 (Santiago Bernabéu, 12 de febrero)

Espléndido partido para poner tierra de por medio con el Barcelona. Juego rápido, combinatorio, infinidad de ocasiones...velocidad y clase aunadas a la perfección para conseguir una victoria inapelable.

El Levante, no obstante, puso de su parte para complicarle la vida al Madrid. Marcó en una falta mal defendida (la enésima en lo que va de año) nada más comenzar. Tocaba remontar otra vez. No hubo ningún problema. Los blancos se pusieron a tocar y tocar. Özil es el faro que ilumina el ataque madridista. Si además le unes los dos centrocampistas creativos de la plantilla, Xabi Alonso y Granero, el caudal de juego aumenta exponencialmente. Las ocasiones se sucedían una tras otra. Higuaín, Cristiano, Coentrao y Benzema dispusieron de varias opciones de gol. Los cambios de juego de Xabi y el juego en corto de Granero favorecían las llegadas al área rival. El Levante se defendía con bastante rigor, aunque apenas disponía del recurso de Kone en punta para desahogar su juego. Los locales acogotaron al equipo granota hasta que Iborra se hizo el harakiri con un penalti evidente y la consiguiente expulsión. Cristiano Ronaldo marcó sin contemplaciones.

Reanudado el juego en la segunda parte, pronto se decantó el partido gracias a un magnífico centro del Pipita que cabeceó a placer el delantero portugués. Al poco tiempo, el voraz hacedor de hat tricks logró otro de un extraoridnario disparo, que no sé si calificar de misil borracho o de churro intencionado. Da igual, fue la sentencia y el tanto veintisiete en Liga de Ronaldo. 

Los levantinistas todavía hicieron honor a su cuarta posición con un segundo gol conseguido en un magnífico contraataque. Es curioso que el Madrid encajara los dos goles con dos de sus grandes armas: el balón parado y el contraataque. Poco importó, en seguida Benzema se encargó de cerrar definitivamente el partido con una rosquita con la derecha, paradigma de la clase que atesora el francés.

A partir de entonces, un sinfín de ocasiones clarísimas de los locales y una delicatessen de Özil en forma de túnel al armario Ballesteros y remate al palo, que impidió que el estadio se entregase genuflexo al turcoalemán. Es absolutamente maravilloso este chico. En el juego arrollador y bravo del Madrid es una delicia disfrutar de su sutileza. Es el contrapunto necesario y elegante a la desmelenada velocidad e intensidad del Madrid.

Diez puntos por encima a falta de 16 jornadas por disputar. Mucho por delante todavía, pero muchísima ventaja para un equipo tan fiable como el Madrid. Sorprendentemente, a principios de febrero la Liga parece más fácil que nunca. 

0 comentarios