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lasnochesdeMcNulty

El triunfo de la comunicación

Señor A: ¡Oye!

Señor B: ¿Sí?

A: ¿Qué pasa?

B: ¿Qué va a pasar?

A: ¡Hombre! Tú dirás.

B: ¿El qué?

A: Pues…eso.

B: ¡Aaah, vale!

A: ¿Ves cómo…?

B: Ya, ya…

A: Anda que no.

B: Bueno, tampoco...

A: ¡No me jodas!

B: Vale, vale, sí.

A: ¿Entonces?

B: Entonces, eso.

A: ¿Tengo razón o no?

B: Bueno, sí.

A: Si ya sabía yo…

B: ¿Para qué preguntas, pues?

A: Sólo para confirmar.

B: ¡Qué cabrón!

El maravilloso mundo de los sobreentendidos es tan habitual que apenas reparamos en ello. Es usado por personas con mucha complicidad que con pocas palabras se entienden. Asimismo, sirve como comodín para casi desconocidos que pueden mantener una conversación vacua sin rubor. Pero también es muy útil para la gente taimada que intenta sacar información de los demás. Y, por último, es una bendición para los necios, que nunca tienen nada que decirse.

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